jueves, 31 de enero de 2008

LA ERA POSTWACHTMEN: THE AUTHORITY. Volúmenes 1 y 2. Norma Editorial.

En el mundo del tebeo de superhéroes el término "postwachtmen" tiene total legitimidad, pues su capacidad de impacto y transformación del género, han sido y son ineludibles. Si bien, a pesar de que el papel de Wachtmen sea similar al que desempeñó el Quijote respecto de los libros de Caballería, su presencia no ha podido ni puede acabar con la historieta superheróica, por motivos de mercado. Sí ha podido, -y así se percibe y cosntata- dejar una marcada influencia en la actitud de los autores, especialmente de los guionistas, quienes empezaron a asumir muchos de los planteamientos de Alan Moore para afrontar esta nueva era.

Ese es el caso de The Authority, en la que hay por parte del guionista un sincero deseo de plantear nuevas ideas y de explorar un territorio que quedaba sugerido en los trabajos de Moore. Sin embargo, la asunción de ideas novedosas y planteamientos inexplorados, no es garantía de que el producto sea una aportación sustancial a la evolución de la narrativa gráfica. En efecto, si bien es excelente el concepto de un supergrupo autoerigido en guardianes de los hombres, cuyo propósito es arreglar el mundo aunque tengan que derrocar a un gobierno, el desarrollo de la idea no consigue liberarse de tópicos en su propia exposición y desarrollo narrativo. Los personajes siguen sosteniendo diálogos informativos, en los que se evidencia una ansiedad por atiborrar al lector de información innecesaria en un principio. La presentación de algunos tipos, Apolo y Midnighter, es de verguenza ajena, con esa típica viñeta en la que dos supermodelos desfilan por una pasarela mientras uno de ellos explica al lector quienes son, cuáles son sus nombres; no sólo es un plano repetido un millón de veces en la historia de la narrativa gráfica, sino que ademas canta a los modelos referencia de los personajes (Superman y Batman).

Y si el guionista, a pesar de sus buenas ideas, las desperdicia al presentarlas bajo formas narrativas tópicas, el dibujante, no favorece nada a paliar estos defectos. El estilo técnicamente espectacular en cuanto a dibujo y narración de no es más que una variante más (si se puede llamar variante) del homogéneo estilo superheróico Marvel; es la anulación de la personalidad y la singularidad, similar a la que se da entre los artesanos de Mainstrean Hollywoodyense, la que aumenta a nivel gráfico el nivel conceptual y formal de tópicos y lugares comunes. Rostros y cuerpos estéticamente bellos y con posturas de pose fotográfica, entradas espectaculares en la puesta en escena. Y por supuesto, los FX, en esos magníficos juegos de transparencia, que son de lo mejor de la serie en cuanto a logros gráficos, junto con la representación de los diálogos telepáticos del grupo. Todo lo demás, (lo más interesante), como el concepto de la Sangría, esos peces que decoran una de las viñetas, el Transporte, quedan relegados a papel de secundarios o terciarios elementos de escenario, decoración y atrezzo.

En resumen, el Volumen 1 de The Authority, es un primer peldaño de alguien que leyó a Alan Moore, y que quiso hacer algo más allá, sin comprender que para ser como alan Moore, no basta con intentar imitarlo, sino que hay que tener una formación, y un conocimiento de la adecuación de nuevas ideas a la narrativa gráfica que xxxxxx ha demostrado estar algo lejos de tener.

En cambio, el Vol. 2, con guión de Mark Millar y dibujos (mayormente) de Frank Quitely, es otra cosa. Aquí, estamos ante uno de los guionistas que ya evidencian una personalidad propia en la los presupuestos de Moore han sido conveniente asimilados pero tamizados por el filtro personal de Millar, un filtro más punk que hippy, y con un sentido del humor que no es el chiste banal del chistoso-soso estadounidense (tipo Spidey, La Cosa). Millar toma el legado de su antecesor y lo lleva más lejos por mejores caminos, no sólo explorando y ampliando los elementos que quedaban en un segundo y tercer plano, sino extremando las posibilidades de las buenas ideas planteadas y arrastrandonos por unas historias donde su desbordante imaginación, va hilando con mano maestra causas y consecuencias, por qués y porques, alcanzando momentos de verdadera incertidumbre con respecto a los desenlaces, que nunca defraudan por, precisamente, reengar de las soluciones fáciles y manidas de la tradición más rancia, y demostrar que ahí donde Ellis sucumbía, él triunfa ampliamente.

El dibujo de Frank Quitely, un alumno de Frank Miller (el Miller de Ronin y Dark Knight) más barroco que el maestro, probablemente mejor dibujante, más descriptivo-narrativo pero menos expresivo y contundente gráficamente en sus imágenes, contribuye con su estilo a particularizar y personalizar más la estética salvaje y humornegrística de la serie. Aunque, es de recibo decir, que tiene uno la sensación en todo momento de que es Frank Miller quien dibuja, hasta el punto de la coincidencia de los nombres de los autores, parece no ser gratuita: Frank Millar, autor del Vol. 2 de The Authority. No puedo evitar pensar que tendremos que esperar algún tiempo para ver algo verdaderamente propio de éste muchacho, que es bueno, muy bueno, pero que tiene que aprender a matar al "padre", como dijo Picasso.

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