miércoles, 6 de febrero de 2008

ALAN MOORE DESDE EL INFIERNO.

En la medida en que un tebeo es una obra realizada por varios profesionales, no es legítimo decir que es exclusivamente de uno sólo de ellos, menos, si las aportaciones a la excelencia de la obra provienen no sólo del guionista en este caso.

Coincido en que una obra como Wachtmen, cuyo tema central es el determinismo y la circularidad temporal, alcanza un grado de excelencia que sorprende un tanto al conocerse su desarrollo orgánico, la presencia de lo improvisado. Un ejemplo del proceso artístico, en su vertiente menos gestáltica.

Ahora bien, analizando el ideal programático de Moore, no puedo dejar de pensar en From Hell como la obra que encarna ese concepto que él persigue en cuanto a la obra de narrativa gráfica.

En From Hell, Moore se encuentra por primera vez en un punto de partida libre de tradiciones referenciales. Ha fabricado junto a otros autores, tres obras maestras en los marcos del tebeo adscrito a la tradición del "héroe" o del "antihéroe", que su capacidad trasciende para hablar de muchas más cosas.

Declaraba en una entrevista, que uno de los modelos que más le interesaba a la hora de definir su idea de tebeo, eran los comics de Bilal, (con Christine o en solitario), con esa redimensión de la realidad que acoge la narración mediante la aparición de periódicos, noticias, textos publicados, etc. que ya puso en práctica en Swamp Thing (los números de Cara Nuclear), y luego en Wachtmen).

En From Hell, realiza un giro de tuerca, trabajando metanarrativamente sobre: un periodo histórico en el que acontecen unos hechos; un buen número de obras escritas sobre estos hechos; y la realidad derivada de unos y otros.

No puede entenderse esta obra si no se parte del hecho de que en ella, no debemos esperar al Moore que acostumbrábamos. Es un Moore que se recrea a sí mismo para generar algo diferente, como Lars von Triers se reconstruye (molestamente para cierto sector de la crítica) en cada película.

La elección del dibujante, responde al deseo de Moore de una estética gráfica que "no dignifique la violencia", tal y como declaró. Hay gran parte de la narración que recuerda vágamente las fórmulas del diálogo como vehículo protagonista narrativo de gran parte de la obra de Pratt, recreándose con fruición en el discurso, pero no impidiendo el flujo narrativo.

La capacidad quirúrgica de Moore encuentra el corpus adecuado a su magia con el bisturí en la disección de una parte de la historia moderna que le permite no sólo narrar hechos sino ensayar a través de los mismos. No estamos ante una novela histórica sino ante un ensayo histórico que se despliega como narración. Es sin duda una obra más alejada de cualquier canon que sus obras anteriores, pero que no destruye (a la manera del Quijote respecto de los libros de caballería) como aquellas, sino que abre un territorio desconocido, a la manera de un precursor.

El volumen final, dedicado a las consecuencias del caso del destripador, a los libros publicados, las tesis sobre la identidad de Jack, etc. es la metanarración que nos saca de la esfera de la narración para arrastrarnos a otra nueva donde la realidad es aún casi más ficción que en la primera. Del relato ensayístico histórico viajamos al documental ensayístico, todo en uno.

Los textos, los recortes y extractos, las ilustraciones de época que acompañan cada volumen, configuran la tercera dimensión de esta obra, en la que tratamos con un Moore que es ya más un investigador recolector, casi un comisario de exposiciones, organizando una tesis por medio de documentos y textos referenciales.

Resumiendo; From Hell es una obra cuya excelencia se encuentra en su multidimensión, desde la narración de autor ausente y omnisciente, hasta la misma presencia del autor mostrando la tramoya de la obra, pasando por el ensayo narrativo consciente sobre la primera. Algo así, es tan singular, que difícilmente puede ser digerido con el mismo sistema metabólico que otras obras del mismo autor. Y sin embargo, From Hell no actúa como un Quijote respecto de los libros de caballería (tal y como sí sucedió con la obra maestra Wachtmen), sino que es más bien como ningún referente posible, un territorio nuevo cuya presencia, en todo caso, puede ser algo prematura.

No hay comentarios: